jueves, 24 de marzo de 2011

A JOSE LUIS CAMPO, PORQUE NO TODOS LOS POLÍTICOS SON IGUALES

Querido Jose Luis: seguro que percibías lo que te quería la gente. Pero no puedes hacerte idea de hasta qué punto. Así quedó reflejado también en los diversos actos de tu despedida. En el funeral, tu hijo Iñaki, con la atenta presencia de Isa, nos emocionó serenamente diciendo verdades como puños. Tuvo palabras muy cariñosas y emotivas, especialmente retratándote con sencillez como padre del que sentirse orgullosos. En ese orgullo tuvo muy en cuenta tu continua dedicación a mejorar Berriozar, no solamente durante los años en los que fuiste Alcalde, sino también antes, en la Asociación de Vecinos, y después, atento siempre a poder asesorar o acompañar, e implicándote en el desarrollo de proyectos y obras. Honrado y responsable. Esas fueron solo dos de las palabras con las que te definió como representante público. Ahí es nada. Todo el mundo lo dice. Por eso quiero recogerlo en estas líneas y corroborarlo.

Difícilmente se puede estar gobernando y ser más sencillo que tú, y a la vez más competente y eficaz. Difícilmente más sensible, más dispuesto, más generoso, más conocedor de los asuntos municipales. Has dejado una profunda huella en todas tus compañeras y compañeros de Batzarre, que seguro que hacen suya cada una de las palabras que unos y otras te dirigimos estos días. Has dejado un hermoso rastro en cada uno de los lugares en los que te has dedicado a intentar un mundo mejor. Y has dejado claro que no, que no todos los políticos son iguales. Quien te conoció, nunca podrá decir que todos los políticos son iguales o que el poder corrompe a todos. Ni la corrupción, ni los privilegios, ni los oportunismos electoralistas, ni los insultos, ni el olvido de lo prometido, ni elevarse por encima de los demás, nada de todo eso tuvo que ver contigo antes, durante y después de ser Alcalde, si no fue para hacerle frente. Has sido y eres ejemplo de que otra forma de hacer política es posible. De que la política puede ser un ejercicio noble, aliado con el tejido social, que ayude a construir un mundo mejor. En eso seguías, aunque ya sin cargo institucional, honesto y responsable, intentándolo contra viento y marea. Pusiste todo para que no solo dependiese de la bondad de las personas, como en tu caso, sino para que la propia política salvase sus contradicciones a favor de la participación ciudadana, la honestidad y la transparencia.

Gracias, Jose Luis, por tu valioso legado de sencillez, amistad, honestidad, generosidad, inconformismo con las injusticias, conocimiento del medio, respeto y promoción de la diversidad. No tenemos adjetivos suficientes para calificar todo lo que nos has dado y enseñado. Por eso, para terminar, con profunda admiración y reconocimiento, tan solo diré que fuiste un extraordinario sencillo gran ser humano. Un fuerte abrazo, hasta siempre.