sábado, 28 de febrero de 2009

ÁFRICA, HIJOS DE LA RUTA DEL DOLOR


Durante unos días su muerte ha ocupado algunos títulares y unos minutos de pantalla. Enseguida, serán unos más de los muertos sin nombre. Los bebés que nacieron y murieron contracorriente, son hijos de la ruta del dolor.

En su informe “Derechos Humanos en la Frontera Sur 2007”, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía levanta su voz contra el olvido y ofrece datos escalofriantes. Al menos 235 personas africanas han perdido la vida intentando alcanzar las costas españolas este año; en el 2007fueron alrededor de 1.000. La Asociación Marroquí de Comunicación estima en 3.000 personas muertas los cálculos reales entre enero y julio de 2007. Los viajes de los inmigrantes irregulares cada vez son más largos y arriesgados debido a los férreos controles de fronteras que, como dice Sos Racismo, sólo consiguen una inmigración cada vez más clandestinizada. Una parte de la inmigración africana sufre condena a muerte en el Estrecho por las decisiones de Europa. Los más pobres de los pobres no tienen fuerza para emprender tan dificultosa ruta. Lo hacen jóvenes cultos en su mayoría, que se resisten a presenciar impasibles su condena.

Europa les responde con leyes de extranjería, alambradas, centros de internamiento, repatriaciones, patrullajes, … El 2007 el Frontex (control de fronteras marítimas) recibió una financiación de 35 millones de euros. Este año contará con más de 70. Además, la UE contribuye con 87 millones de euros para financiar patrullas y vuelos de repatriación. Amnistía Internacional califica algunas cláusulas del Plan África como “comercio de seres humanos”. El protocolo de expulsiones ha sido rechazado por todas las ONG como un auténtico atentado a la dignidad de las personas. Las personas inmigrantes son tratadas como criminales, incluso los menores no acompañados. El PP proponía un vejatorio contrato de integración y el voto del PSOE se ha sumado al de la extrema derecha europea en la Directiva de la vergüenza. Como afirma APDH, existe un vínculo entre el discurso y políticas públicas, y el racismo. Se alienta el imaginario de la invasión y se criminaliza al inmigrante.

África es rica en recursos: gas, petróleo, minerales preciosos y estratégicos… La apropiación de sus recursos por el Primer Mundo (a costa de un tercero), y la corrupción de algunos gobiernos sostenidos a menudo por sus ex colonizadores, impide su crecimiento. Por eso es también rica en pobres: el país más pobre del mundo, Níger, está en África, la media de vida es de 45,6 años frente a los 78,9 de la UE. Es rica en conflictos y persecuciones: Darfur, Sudán, Somalia, Chad, Congo Este, Kenia… La migración de jóvenes mujeres y hombres africanos, es un grito de rebeldía.

¿Qué hacemos mientras nacen criaturas condenadas a muerte en su ruta hacia nuestro paraíso, optamos por el silencio cómplice o por la solidaridad activa? La solidaridad es cuestión de supervivencia moral. Sin ella se nos muere el alma y ser de izquierdas no significa nada. Benedetti tiene razón: “Si 40.000 niños sucumben diariamente/ en el purgatorio del hambre y de la sed/… ya es bastante grave/ que un solo hombre/ o una sola mujer/ contemplen distraídos el horizonte neutro/ pero en cambio es atroz/ sencillamente atroz/ si es la humanidad la que se encoge de hombros”.

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