sábado, 28 de febrero de 2009

MY FAMILY

Dijeron quienes se manifestaron en Madrid víspera de las elecciones gallegas, que “la familia sí importa” y que “familia=hombre y mujer”. No parece correcto restringir tanto semánticamente el significado de familia. La lengua está viva y cambia. Hasta cierto punto es lógico que la Academia de la Lengua vaya por detrás de la vida, porque ésta le indica el camino. En ocasiones, no obstante, quisiéramos que no dilatase tanto sus modificaciones. Pero ese es otro debate. El caso es que en el diccionario se ofrecen diferentes acepciones de la palabra “familia”, con lo cual sería más adecuado hablar de “familias” y no de “la familia” como hicieron los manifestantes, entre ellos 19 obispos y un cardenal, si bien numerosos fieles, afortunadamente, difieren de sus proclamas. La primera definición del diccionario dice “Familia=Grupo de personas emparentadas entre sí que generalmente viven juntas”. ¿Por qué ese afán por restringir la familia a personas de diferente sexo?

Detrás de tanta defensa de “su” modelo familiar, quienes claman contra las bodas de personas del mismo sexo, arrastran una gran carga de intolerancia y egocentrismo. Su modo de ver el mundo, las formas de vida, las relaciones afectivas... no sólo es, al parecer, el único válido, sino que debe imponerse a las demás personas y proscribir cualquier otra visión que difiera de la suya. Lo mínimo que deben hacer, aun cuando no lo compartan, es aceptar que hay variados modelos familiares y aprender a respetarlos, ya que “las familias, sí importan”.
Tudela, 19 de junio de 2005

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